La aventura comenzó cuando conocimos al pintor Henri Rousseau y aprendimos que él para pintar la selva, como vívía en París y no había ido nunca a ninguna, iba a dibujar al Jardín Botánico. Así que nosotros fuimos a dibujar del natural a nuestro jardín, el patio del cole, y durante tres sesiones nos cogimos nuestras tablillas, nuestros folios y nuestras ceras blandas y comenzamos a pintar plantas. Después añadimos un animal salvaje y, por último, pintamos con témperas el cielo.
Éste es el resultado:
Bonitos ¿verdad?
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